sábado, 28 de diciembre de 2013

7 CONSEJOS PARA TRASCENDER EL EGO

7 Consejos para trascender al Ego

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He aquí siete recomendaciones para ayudarte a trascender esas arraigadas ideas de la vanidad. Todas ellas están destinadas a evitar que te identifiques en una clave falsa con el ego y la vanidad.
1.- NO TE SIENTAS OFENDIDO: La conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizado. Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres. Es tu ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Por supuesto, actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan de la identificación masiva con el ego, pero vive en paz. Sentirte ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.

2.- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE GANAR: Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el CONTACTO CONSCIENTE CON TU CORAZÓN ¿Por qué? Porque, en última instancia, es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre VOLVERÁS A SENTIRTE INSIGNIFICANTE Y DESPRECIABLE.
Tú no eres tus victorias. Puede que te guste la competición y que te diviertas en un mundo en el que ganar lo es todo, pero no tienes por qué estar allí con tus pensamientos. No existen perdedores en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía. Lo más que puedes decir es que en determinado día rendiste a cierto nivel en comparación con el nivel de otras personas ese mismo día.
Pero hoy es otro día, y hay que tener en cuenta otros competidores y otras circunstancias. Tú sigues siendo la presencia infinita en un cuerpo que es un día una década mayor. Olvídate de la necesidad de ganar no aceptando que lo opuesto de ganar es perder. ESE ES EL MIEDO DEL EGO. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, sencillamente no importa, si no te identificas exclusivamente con tu ego. Adopta el papel de observador, mira y disfrútalo todo sin necesitar ganar un trofeo. Vive en paz, irónicamente, aunque apenas lo notes, en tu vida surgirán más victorias a medida que dejes de ir tras ellas.

3.- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER RAZÓN: El ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado con tu fuerza. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira, resentimiento y amargura. Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: «No soy tu esclavo. Quiero abrazar la bondad y rechazo tu necesidad de tener razón. Aún más; voy a ofrecerle a esta persona la posibilidad de que se sienta mejor diciéndole que tiene razón y darle las gracias por haberme encaminado hacia la verdad».
Cuando te olvidas de la necesidad de tener razón puedes fortalecer la conexión con la fuerza de la intención, pero ten en cuenta que el ego es un combatiente muy resuelto. He visto personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto cómo acababan relaciones maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar siempre la razón. Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en medio de una discusión para preguntarte: “¿Qué quiero? ¿Ser feliz o tener razón?”. Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con la intención. En última instancia, estos momentos expanden tu nueva conexión con la fuerza de la intención. La Fuente universal empezará a colaborar contigo en la creación de la vida que la intención quiere que lleves.

4.- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE SER SUPERIOR: La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta. Todos emanamos de la misma fuerza vital. Todos tenemos la misión de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es posible cuando te consideras superior a los demás. No por viejo es menos cierto este dicho: Todos somos iguales ante los ojos de Dios. Olvídate de la necesidad de sentirte superior al ver a Dios revelándose en todos. No valores a los demás basándote en su aspecto, sus logros, posesiones y otros baremos impuestos por el ego. Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva al resentimiento y en última instancia a sentimientos de hostilidad. El sentirse especial siempre establece comparaciones. Se produce por una carencia que se ve en el otro y que se mantiene buscando y no perdiendo de vista las carencias que puede percibir.

5.- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER MÁS: El mantra del ego es más. Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que NO ES SUFICIENTE. Te verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como si te llegara más de lo que deseas. Como estás desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitírselo a los demás, porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz. La Fuente universal está satisfecha de sí misma, en continua expansión y creando nueva vida, sin intentar jamás aferrarse a sus creaciones por sus recursos egoístas. Crea y se desliga. Cuando te desligas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con la fuente. Creas, atraes lo que deseas hacia ti y te desligas, sin exigir que se te presente nada más. Si valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que nos dio san Francisca de Asís: «… es dar cuando recibimos». Al permitir que la abundancia fluya hasta ti y a través de ti, estableces correspondencia con la Fuente y aseguras que esa energía siga fluyendo.

6.- LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE IDENTIFICARTE CON TUS LOGROS: Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Dios escribe toda la música, Dios canta todas las canciones, Dios construye todos los edificios. Dios es la fuente de todos tus logros. Y ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue sintonizado con esta idea. Todo emana de la Fuente. ¡Tú y tu Fuente sois uno y lo mismo! No eres ese cuerpo y sus logros. Eres el observador Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado. Cuanto menos necesites atribuirte el mérito de tus logros más conectado estarás con las siete caras de la intención, más libre serás de conseguir cosas, que te surgirán con más frecuencia. Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo es cuando abandonas la paz y la gratitud de tu Fuente.

7.- LIBÉRATE DE TU FAMA: La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la intención significa ESCUCHAR LOS DICTADOS DE TU CORAZÓN y actuar basándote en lo que TU VOZ INTERIOR te dice que es tu meta aquí. Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los demás. Así funciona el ego. Es una ilusión que se alza entre ti y la Fuerza de la intención. No hay nada que no puedas hacer, a menos que te desconectes de la fuerza y te convenzas de que tu meta consiste en demostrarles a los demás tu superioridad y autoridad y dediques tu energía a intentar ganar una fama extraordinaria entre el ego de los demás. Haz lo que haces según la orientación de tu voz interior, siempre conectada con tu Fuente y agradecida a ella.
Mantén tu propósito, deslígate de los resultados y acepta la responsabilidad de lo que reside en ti: tu carácter. Deja que otros discutan sobre tu fama; no tiene nada que ver contigo. O como dice el título de un libro: Lo que pienses de mí no es asunto mío.

AUTOR: Wayne W. Dyer
LIBRO: El poder de la intención.

LA PROYECCIÓN PSICOLÓGICA

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Lo que vemos en los demás nos dice mucho de nosotros mismos. El exterior actúa como un espejo para nuestra mente, en él vemos reflejadas diferentes cualidades o aspectos de nuestro propio ser. Cuando observamos algo que no nos gusta de alguien y sentimos desagrado y rechazo, sin duda esto indica que de alguna manera ese aspecto que nos desagrada existe en nuestro interior. Es nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección psicológica, lo que nos hace pensar que el defecto sólo existe “ahí fuera”, en esa otra persona.
La proyección psicológica es un mecanismo de defensa mental mediante el cual una persona atribuye a otros, sentimientos, pensamientos o impulsos propios que niega o le resultaninaceptables para sí. Este mecanismo se pone en marcha en situaciones de conflicto emocional o cuando nos sentimos amenazados interna o externamente.
Cuando nuestra mente entiende que existe una amenaza para la propia salud y estabilidad mentales, ésta realiza un lanzamiento hacia el exterior de todas esas cualidades, atribuyéndoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. De esta manera, nuestra mente logra aparentemente (aunque no en realidad, ya que más bien se trata de un autoengaño) poner estos contenidos amenazantes afuera. Estas proyeccciones son válidas tanto para características negativas (odio, rencor, tirria,…) como para positivas (admiración, idealización, cariño,…) . El mundo interno tiende a teñir el mundo externo con sus propias características.Este tipo de mecanismo psicológico tiene un papel especialmente interesante en el amor, cuando solemos atribuir a la persona amada determinadas características que sólo existen en nuestra personalidad.
A modo de ejemplo, se puede decir que cuando piensas en otra persona, te caiga bien o te caiga mal, experimentas una sensación interior sólo por el hecho de pensar en esa persona. Esto significa que estás experimentando un sentimiento incluso en su ausencia. Lo que importa en cualquier relación es lo que sucede en tu mente, pues es ahí donde existen las relaciones. Recuerda que una relación es algo que no existe físicamente. Se trata de algo creado por las mentes. La relaciones no existen, sino que existen las personas que se relacionan. Por todo esto, resulta muy poco útil trabajar sobre las relaciones en sí, y mucho más efectivo centrarse en la manera que uno tiene de relacionarse.
A menudo pensamos que “conocemos” a otras personas cuando en verdad lo que estamos haciendo es proyectar sobre ellas nuestra propia realidad. Incluso cuando estamos en presencia de dichas personas, la proyección nos parece más veraz, cuando simplemente lo que está pasando es que superponemos nuestra visión proyectada de la persona sobre su imagen física captada por nuestros sentidos.
Lo importante es DARSE CUENTA de que aquello que proyectamos en los demás es, verdaderamente algo que habla (más de lo que queremos admitir) sobre nosotros mismos. Observar dice más sobre el observador que sobre lo que se observa. Darnos cuenta de esto, ponerle consciencia a este mecanismo mental nos permite recuperar el control sobre lo que está sucediendo para poder hacernos cargo y trabajar aquellos aspectos de nosotros de los que no deseamos hacernos responsables, aspectos que no admitimos como propios y que están jugando en nuestra contra.
Gran parte del trabajo que se realiza en el desarrollo personal consiste en librarse de estas proyecciones estableciendo una FRONTERA DEFINIDA entre la descripción que hacemos de lo que sucede y lo que sucede realmente.
Y es que casi constantemente INTERPRETAMOS todo lo que está teniendo lugar y lo tomamos por cierto, creyéndolo y creando NUESTRA PROPIA interpretación de las cosas y viviendo de acuerdo a ella, DISTORSIONANDO de esta manera los hechos e involucrando a otras personas en nuestro ensueño, creando un conflicto que en realidad sólo existe en nuestro interior. La meditación ayuda a trazar esta frontera y, de hecho, uno de sus objetivos es aprender a ver las cosas como realmente son.

FUENTES:

miércoles, 25 de diciembre de 2013

RELACIONES POSESIVAS, UNA SEÑAL DE INSEGURIDAD

Si eres del tipo de personas que llaman a su pareja 10 o más veces al día para saber dónde y con quién está, desconfías de lo que te dice, sospechas y temes constantemente que te sea infiel y te enfadas si sale sola con sus amistades, posees una conducta posesiva poco saludable.
Aunque muchas personas confunden o justifican este comportamiento con “un gran amor”, la realidad es que la posesividad no es más que una CLARA SEÑAL DE PERSONALIDAD INSEGURA y llena de temores. Así lo explica el doctor en psicología Daniel Georg Guttfreund.
“Si soy posesivo trato de controlar a los otros para que estén conmigo, para reasegurarme de que me quieren o que hagan lo que yo quiero. Quien tiene la necesidad de controlar es una persona insegura, que SE SIENTE INSATISFECHO CONSIGO MISMO”, explica el psicólogo, quien asocia una conducta posesiva con trastornos de personalidad dependiente.
“Este trastorno hace que una persona se aferre a otra por miedo a la separación. También puede ser alguien con un trastorno de personalidad narcisista, que es quien necesita ser el centro de atención y admiración constantemente. Cuando no se lo dan se siente altamente herido. La posesividad podría ser una combinación de ambos trastornos”, afirma Guttfreund. [...]
La inseguridad que está detrás de un posesivo o posesiva es adquirida por lo general durante el proceso de sociabilización que vive en los primeros años de vida, explica Daniel Guttfreund.
“Si un niño tiene padres que NO le demuestran afecto, que NO celebran sus logros por muy pequeños que sean, y por el contrario le gritan y le pegan constantemente seguramente va a ser un niño desconfiado, con muchas dudas y miedos, y de adulto será inseguro y tal vez posesivo.”
El exceso de control en una relación de pareja desencadena en muchos casos en violencia. Ya sea esta física, sexual o psicológica. Las personas que han sufrido maltrato físico o sexual en la niñez o vida adulta experimentan mala salud con mayor frecuencia. Las víctimas de violencia están en mayor riesgo de padecer depresión, intentos de suicidio, lesiones físicas, síndrome de colon irritable, entre otros. [...]
¿QUÉ HACER?
Guttfreund aconseja que lo primero que se debe hacer para sanar una personalidad controladora es reconocer que existe ese problema y estar consciente de las razones. Teniendo en cuenta que LA RAÍZ DE LA POSESIVIDAD ES LA INSEGURIDAD, se debe trabajar para tener una buena autoestima.
“La autoestima se puede fomentar haciendo cosas que le den satisfacción, que lo hagan sentirse mejor, mejorar su físico, realizando actividades donde se obtengan logros”, ejemplifica Guttfreund.
También es necesario que la persona posesiva tenga autocontrol y aprenda a confiar en los demás, poner de su parte para, por ejemplo, no llamar a su pareja más de tres veces al día. Otras recomendaciones son buscar ayuda espiritual, leer libros de autoayuda y si tiene las posibilidades puede consultar a un psicólogo.
“Lo esencial es entender que ser posesivo no es sano, es problemático y que hace daño a quien lo siente y a los que lo rodean”, concluye el psicólogo.
FUENTE: ElSavador.com
LineaRecorte
  • “El hombre celoso no es el amante que ama; es el propietario que se enfada.” MADAME de STAËL.
  • “El egoísmo no es vivir como uno desea vivir, es pedir a los demás vivir como uno desea.” OSCAR WILDE.
  • Es sorprendente cuantas personas van por la vida sin reconocer que sus sentimientos hacia los demás son en gran medida determinados por sus sentimientos hacia sí mismos, si usted no se siente cómodo de sí mismo, no puede estar cómodo con los demás.” SIDNEY J. HARRIS.
  • “Amar no es un acto masoquista donde te pierdes a ti mismo bajo el yugo de alguna obligación impuesta desde fuera o desde dentro.” WALTER RISO.
  • “Y yo te quiero así: mía, pero tuya al mismo tiempo.” JAIME SABINES.
  • “Cuando no hay distancia no es posible establecer una relación.” ANTHONY de MELLO.
  • “El que es malo para sí, ¿para quién será bueno?” ECLESIÁSTICO 14,5.
  • “Me aterra la idea de convivir con alguien que crea que soy imprescindible en su vida. Estos pensamientos son siempre de una manipulación y una exigencia siniestras.” JORGE BUCAY.
  • “El hombre que tiene que mendigar amor es el más miserable de todos los mendigos.”  RABINDRANATH TAGORE.
  • “Los celos son la máxima expresión de la propia inseguridad.” ANÓNIMO.
  • “Si creo que no podría “vivir sin ti” haré lo que sea para retenerte: me convertiré en alguien que no soy para gustarte, apelaré a la lástima, la mentira y aun la violencia para impedir que te alejes.” JORGE BUCAY.

martes, 24 de diciembre de 2013

CÓMO ELEGIR TU PAREJA PARA TODA LA VIDA

¿Como elegir tu pareja para toda la vida?

1- Elige a alguien como si fueras ciego. Cierra los ojos y observa qué puedes sentir de esa persona, de su gentileza, su lealtad, su comprensión, su devoción, su habilidad para ocuparse de ti, su habilidad para cuidar de sí mismo como un ser independiente. En nuestra cultura nos basamos mucho en lo que vemos con nuestros ojos externos. Pero cuando miramos al objeto de nuestro amor, es mucho más importante lo que vemos con los ojos cerrados.
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2- Elige a alguien que tenga la habilidad de aprender. Si hay algo que verdaderamente hace diferencia entre un amante para toda la vida y uno fugaz, es una persona que tenga la habilidad de aprender. Dice el refrán “el ignorante es poco tolerante”. Aquellos que no pueden aprender cosas nuevas, ver las cosas a la luz de lo nuevo, ser curiosos acerca del mundo y de cómo funcionan las cosas o las personas, a menudo se cierran y dicen. “No, esto tiene que ser así, de este modo” y para una relación de toda la vida es mejor estar con alguien que se abra y se cierre aprendiendo y evolucionando.
3- Elige a alguien que quiera ser como tú, fuerte y sensible a la vez. Para no confundir el significado de estas palabras, no relacionarlas con la rigidez y la fragilidad. La fuerza en el sentido en que es fuerte un árbol: pueden soplar fuertes vientos pero se sostendrá porque es flexible y se moverá para adelante y para atrás con el viento. Y en cuando a la sensibilidad, estoy hablando de ver, estar alerta a las cosas que están alrededor de uno. Algunas personas pueden necesitar una pequeña ayuda en esto, pero a menudo en algún en algún lugar profundo en su mente, o en su corazón, ya están despiertos y alerta a todas estas cosas, si bien no saben cómo articularlas. Y es por eso que el número 2 es tan importante: la habilidad para aprender. Puedes tener todas las posibilidades, todas las potencialidades del mundo para ser amable, amoroso, devoto, bueno y el mejor amante conocido del género humano pero si no puedes aprender a desarrollar ese potencial. ¡Entonces no sirve de nada!
4- Elige a alguien que cuando lo hieras, sienta dolor y te lo muestre. Y viceversa… elige a alguien que cuando te hiera, vea tu dolor y lo registre. Esto es muy importante. Hay muchos modos en que la gente muestra el dolor. A veces reclamando es una de las cosas que hacen las personas más extrovertidas. Reclaman, se vuelven locos… pero es su propia expresión de dolor. Lo peor es cuando le haces a tu compañero algo que no es amable, o que es impensado y él no muestra reacción. Como si no se permitiera a sí mismo mostrarse verdaderamente humano en tu presencia. Pasamos por muchas relaciones o unas cuantas, antes de encontrar a alguien con quien querríamos pasar nuestra vida. Sentimos las heridas en tantas relaciones que empezaban con grandes esperanzas pero que terminaban con fallas y accidentes. Por otro lado, te vas a encontrar con otro que no está intacto, que también está herido de algún modo. Como resultado de esto es que la habilidad de tu compañero de mostrar su dolor es tan importante como su habilidad para percibir tu dolor. ¡Es muy importante! Porque por naturaleza de las relaciones hay momentos de tensión en que presionamos o hicimos algo que lastimó al otro y esto no puede ser evitado completamente, pero no debe ser la misma herida una y otra vez. La gente tiene que aprender cada vez. Puede que alguien haya acumulado enojo y sufrimiento, heridas de los amantes anteriores, y haya adquirido así la habilidad de herir al nuevo amante y hasta ser desbordado por el deseo de herirlo. Entonces debe ser capaz de parar, de detenerse cuando ve el dolor en la otra persona.
5- Elige a una persona que tenga una vida interior. Trabajando, dibujando, escribiendo, a través de la meditación, la religión, algo que ame. Elige a una persona que esté en viaje y te vea como a un compañero de camino, un compañero de viaje. La habilidad para estar completamente con el otro y al mismo tiempo enteramente separado es muy importante. Las relaciones son cíclicas y hay momentos para estar muy cerca el uno del otro y otros momentos para apartarse.
6- Elige a alguien que tenga pasiones similares a las tuyas en la vida. Una relación construye una memoria. Estas memorias, lo compartido, son el “pegamento” lo que une la relación. Por el placer que es recordar buenos tiempos juntos, pero también los tiempos duros. Si no hay nada que verdaderamente disfruten juntos, es muy difícil pasar estos tiempos con el otro. Aun cuando cada uno pueda ser muy distinto del otro y hacer cosas muy diferentes, tiene que haber algo, algo tan simple como descansar juntos en la bañera o secarse juntos el pelo al sol, o dar vuelta a la manzana cada noche, o cualquier cosa de estas muy simple… sé que estarás pensando, cepillarse juntos los dientes a la mañana… Si, poco más que esto.
7- Elige a alguien que tenga valores similares. En cuanto a tener hijos, al nacimiento de los niños, la familia, roles de hombres y mujeres y las ideas acerca del dinero y la religión. Tal vez todas estas cosas juntas son el ideal y no las puedas encontrar todas sobre todo al principio de la relación, pero puedes tener esto en cuenta. Elegir a alguien que tenga valores similares tiene que ver con disminuir las fricciones en la relación y estas cosas deben sintonizarse si ha verdadero compromiso. Esta sintonía debe darse también en un nivel pragmático y cuando se da en estos niveles prácticos en más fácil que pueda darse en otros niveles más sutiles.
8- Elige a alguien compasivo, a alguien que sea capaz de escuchar, a alguien que te dé tiempo. Particularmente si eres una persona impulsiva, al tener un compañero que no sea tan impulsivo como tú, eventualmente hallarás cierta lentitud que será buena para ti. También alguien que sea un poco lento, al estar con un compañero que sea bien distinto se acelerará un poco. Y podrán después de un tiempo hallar un ritmo propio de la relación. A veces las personas tienen que estar ocho o nueve años hasta tener este ritmo completamente desarrollado. Lleva tiempo construir un milagro… no un milagro porque estén juntos sino por la fuerza que hay en el centro de una relación por la profunda guía del amor.
9- Elige a alguien que se pueda reír de sí mismo. Poder hacer un chiste y reír de la situación y de sí mismo es muy importante. Pero supongamos que no tienes un compañero muy chistoso, elige a alguien que pueda parar una discusión y aprender a reírse de la situación (vuelve al punto 2, alguien que tenga habilidad para aprender)
10- Elige a alguien a quien puedas tolerarle las fallas y características. En los momentos de tensión y cansancio, las cosas que más te atraerían de un compañero, las cosas más encantadoras, serían las que después te volvería loca… Así que no pienses que podrías vivir con alguien que tiene cosas que realmente molesta a las otras personas y que para ti no son importantes porque él o ella las está haciendo y él o ella es tu amante. Hay algunas cosas que son intolerables en cualquier relación sea el matrimonio o las sociedades y los negocios. Tales como el alcoholismo, el abuso sexual, el juego, las actividades criminales, Una persona que no dice la verdad, una persona que no te puede mirar a la cara, una persona por la que no podrías dar fe, una persona que puede hacer cualquier cosa por tapar sus errores. Todo eso sería construir una relación en un terreno inseguro.
11- Ser amigos y no-solo amantes. Y no es solo que digas “si yo sé lo que eso significa, significa que me guste y que lo ame” Significa más que eso y un modo de juzgarlo es pensar. ¿Harías por tu pareja lo que estás dispuesta a hacer por tu mejor amigo? ¿Estás dispuesta a escucharlo, estás dispuesta a hablar de las cosas de las que él tiene ganas de hablar, a prestar atención a los detalles de lo que dice o tiene ganas de hacer? Esto no significa que tengan que estar cuidándose el uno al otro siempre y para siempre, pero sobre ciertas bases y en algunos detalles por cierto que deben hacerlo. Entonces cuando pienses en lo que harías por tu mejor amigo y en lo que harías por tu amante, las cosas se aclararán para ti.
12- Elije a alguien que haga tu vida más grande y no más pequeña.
Texto: Clarissa Pinkola Estés.
http://shedsenn.com/

APRENDER A SER FLEXIBLE

¿Por qué hay personas tan obedientes consigo mismas? ¿Por qué se autoimponen deberes y obligaciones inquebrantables? ¿Por qué no son capaces de romper con ello en según qué casos?
Hay gente que empieza el día ya cansada. Nada más sonar el despertador, sus cabezas repasan todas y cada una de las obligaciones del día:
  • Horarios que cumplir.
  • Tareas profesionales y domésticas.
  • Viajes de los hijos de aquí para allá.
  • Encargos que le pidieron sus parejas o sus padres.
  • Llamadas de rigor a algunos familiares y las felicitaciones de cumpleaños de los amigos (sin pasarse ninguna fecha)…
Sus vida se convierten cada día en una prueba de obstáculos a superar. Al acostarse, resoplan un poco como el que por fin llega a la meta, aunque les invade la duda de si lo hicieron todo bien.Quisieran ser de otra manera, pero sus mentes rígidas no se lo permite.
Muchas de estas personas han crecido con un sentido obediente de la existencia. Al contrario de los rebeldes, han aprendido a ACARREAR con las expectativas de los demás que tan buenos dividendos afectivos les dieron en la infancia. Ahora, de mayores, todas estas personas no saben cómo salir de esa condenada visión de la existencia en la que no pueden, o no se atreven, a transgredir sus propias obligaciones.  
Nacidas en el crisol de una cultura judeocristiana, muy dada a la exhortación del sacrificio, se convierten en cumplidores y, para colmo, perfeccionistas. Nada les sabe tan mal como defraudar a los demás, tenerles que decir que no pueden, desobedecer a la autoridad, equivocarse en un examen o ser pilladas en un renuncio cuando son el ejemplo perfecto de la virtud y el control.

ESFUERZO Y OBEDIENCIA
Convertirse en un buen niño o una niña buena tiene su precio al cabo del tiempo. Sin apenas darse cuenta, esas personas que demostraron en su infancia disponer de una impecable capacidad de adaptarse a todo se encuentran atrapadas en una curiosa paradoja: convierten la virtud en defecto, es decir, su mayor esfuerzo diario consiste en seguir obedeciendo a las expectativas de los demás, a las normas sociales, a las obligaciones QUE ELLAS MISMAS SE IMPONEN, aunque no haga falta alguna. Siguen adaptándose, solo que ahora el verbo ha cambiado. Ahora “acarrean” con todo. ¡Menudo esfuerzo!
Donde más acarrean los sufridos “buenistas” es ante los deseos, expectativas y normas de aquellos con los que se encuentran vinculados afectivamente. Por un supuesto amor a la pareja, a los hijos o a los amigos, asumen todos los esfuerzos que a los otros les cuestan o, en según qué casos, no les apetecen. Ese mal entendido amor carga con las pesadeces de los demás por mucho que se quejen de ello. Sienten que su destino no es otro que hacerse cargo del sufrimiento ajeno.
Encerradas en el círculo del deber autoimpuesto, se hacen cargo de sus propios lamentos porque, según dicen, “lo que ellas no hagan no lo harán los demás”. Me temo que también piensan que “nadie lo hará como ellas”. Esa creencia, precisamente, es la que sostiene una falsa manera de entender las relaciones. De los actos generosos y altruistas en los que no se espera nada a cambio, esas personas lo viven al revés: porque se esfuerzan en ser generosas y abnegadas, ESPERAN SER AMADAS. Demasiadas expectativas, demasiados sobreesfuerzos para acabar, al final, agotadas e infelices. ¡Malditos hombres buenos! Que diría Nietzsche.

UNA MORAL INFLEXIBLE
Muchas personas no se permiten ser flexibles con ellas mismas, en cambio lo son mucho más con los demás, aunque les pese. Es decir, les consienten lo que no se permiten a sí mismas, lo que revierte en su propia incapacidad de poner límites. Suelen ser hiperresponsables, obedientes a las órdenes jerárquicas, disciplinadas y de una moral inflexible. Aunque aceptan que cada uno haga lo que quiera hacer, ellas no se lo permiten, NO PUEDEN SER “MALAS” CON LOS DEMÁS y, para colmo, se culpan de ello. Si un día se pasan un pelín de la raya, se avergüenzan tanto que la autoinculpación los corroe por dentro.
Muchas personas “obedientes” suelen sufrir de “rigidez mental”, es decir, les cuestan horrores los cambios, no les gustan demasiado las sorpresas y prefieren una vida ordenada e incluso repetitiva, antes que verse envueltas en la peligrosa ruleta del azar.
Cada vez que llamo a una amiga mía que es de este tipo de personas, para quedar con ella, a sabiendas de que le encanta encontrarse conmigo, es incapaz de renunciar a sus programaciones previstas. La pobre se pasa la llamada recitándome la agenda de actividades que tiene previstas o las limpiezas que todavía le quedan por hacer en la casa. No se da cuenta de que la mayoría de tareas son AUTOIMPUESTAS. que no tiene que hacerlo todo, ni nadie le va a pedir explicación alguna. Pero su mente y su moral son inflexibles, no hay espacio para la improvisación.

NO ES NECESARIO COMPLICARSE
Creamos problemas allí donde no los hay. Construimos estados de duda por tener que tomar decisiones que nadie nos pide. Confundimos la insatisfacción con un problema angustioso que se debe resolver. No obstante, la insatisfacción, las heridas, la impotencia, son situaciones, estados que sentimos y que no necesitan resolverse, sino aceptarse. ¡Qué ganas de vivir con problemas!
Hubo un tiempo en el que no había mayor consagración que la de cumplir con lo debido. Hoy, faltar a nuestra fuerza transformadora, a nuestra creatividad, a vivir en lo que amamos, es renunciar al poder de nuestra voluntad. Conquistar nuestra libertad pasa por librarse también del APEGO A UNA OBEDIENCIA EXCESIVA. Nos pueden ser útiles tres posibles instrucciones: ocuparse sin exigir, amar sin imponer condiciones y avanzar hacia los objetivos sin apego por los resultados.

FUENTE: ElPais.com